viernes, 8 de abril de 2011

LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA EN LA ARQUITECTURA PRODUCTO DEL CAPITALISMO.

La obsolescencia programada es un concepto que parece fuertemente arraigado en disciplinas como el diseño, cuando sirven a la mecánica del consumismo. En relación a la arquitectura, no es tan clara dicha inclinación, pero hay ejemplos como en Japón, las edificaciones tienen una vida útil de 20 años, debido a la gran presión inmobiliaria, producto de la escasez de espacio. Por otro lado, en Chile se ha vuelto muy común la edificación de edificios con pequeños departamentos unipersonales, los cuales los usuarios deben cambiar por otros más amplios, a los pocos años, cuando forman una familia.

De hecho la arquitectura promueve este hecho con los centros comerciales, lugares donde se introduce la idea de comprar y comprar a si no sea necesario.

la obsolescencia programa comienza con la idea de ganar mas dinero haciendo que la gente se interese en los productos y al poco tiempo fallan haciendo que compren mas y mas, y claro eso es muy motivador para los empresarios en este mundo tan consumista.

La película de "ADIÓS A LENIN", me ha hecho pensar en eso ya que ésta toca fuertemente el lado del capitalismo.

Antes los objetos creados estaban diseñados para servir al hombre y ayudarnos a cumplir y suplir necesidades, estos duraban muchísimo tiempo, pero ahora con la sociedad capitalista, las cosas creadas están diseñadas para fallar y obligar a las personas a comprar mas. Pero, por un lado las personas consumidoras no nos damos cuenta del hecho que compramos cosas que no necesitamos, y que por mas que fallen y fallen las cosas, volvemos y las compramos sin dar ninguna queja de las situaciones, por que claro tal parece que nos fascina la idea de vivir comprando y de ir gastando nuestro dinero, con el cual podríamos estar ayudando a otra persona pues bien sabemos el estado del planeta.

Por otro lado tocando el tema del planeta, estas empresas que están fascinadas con la idea de la obsolescencia programada, nunca llegaron a pensar en la idea de que la materia prima de sus productos pudiese agotarse, nunca pensaron que los materiales en la tierra eran finitos, y que algún día no tendrían material para seguir creando tan dichosos productos que les hicieron en una época ganar tanto dinero. Claro por que ellos pudieron fabricar digamos 1000 neveras para 1000 familias en un año, pero en vez de eso fabricaron 3000 neveras para 1000 familias en un año, lo que les trajo mas dinero, pero hiso que se gastaran mas material en la fabricación de productos para las mismas personas. Ademas en la ejecución del producto es claro que la mayoría de las fabricas contaminan nuestro planeta con gases, o químicos vertidos a los ríos, entonces decimos que han contaminado mas el planeta fabricando para el mismo numero de personas, pero estas empresas nunca pensaron en eso y nunca pensaron que el planeta pudiera destrocarse y ahora que se dan cuenta muy pocos cambiaran por que solo están interesados en sus ingresos ( pero no se dan cuenta que el planeta de alguna manera es un ingreso de vida).

Ahora, como arquitectos sè que estamos interesados en construir grandes obras con las que seamos recordados, y sè que por lo menos cuando espesamos a estudiar esta gran carrera muchos pensamos en la idea de que nuestro gran reto seria construir un aeropuerto o un gran cetro comercial. Muchos hemos pensado en los centros comerciales, estos que se construyen y se construyen, y que por lo menos en Medellin parece que es lo único que saben construir, por que estamos poblados por cientos de ellos. Bueno pues este sueño que muchos hemos tenido de un cetro comercial es el gran alimentador de la obsolescencia programada esto es un comentario de Mauricio Castaño H un historiador :"Los consumidores comprarán un producto no por necesidad sino por diversión, por placer. Esto es obra del mundo de la economía. Y para ello cuenta con el concurso de los tecnólogos sociales, los sicólogos. Ellos impulsan, empujan la locomotora del consumo. La manipulación compulsiva de la frágil existencia humana. ¿Han visto muchos espejos en los supermercados en las secciones femeninas? ¿Saben para que son? Para que observen repetidamente sus cuerpos. Y al hacerlo repetidamente les crea inseguridad, baja autoestima. Y ¿entonces? A la mano tendrán un labial y miles de cosméticos más, por ejemplo. ¿Y la música clásica en las secciones de licores? De seguro, los señores decidirán un licor fino y costoso. Otro tanto sucederá con los olores que estimularán compras de comida. La tarea: promover el consumo ilimitado, que no se detenga. Para solucionar la desgracia de las personas. De esas que van y vienen alrededor de los centros comerciales, como ratas de alcantarilla.

Templos del consumo son los centros comerciales, una ciudad dentro de una ciudad. «allí se encuentra lo que en cualquier ciudad, tiendas, personas que pasan, que compran, que conversan, que comen, que se distraen, que trabajan». (Saramago: 2003, página 333) Estos centros se presentan como solución a las desgracias de miles y miles de personas que andan por ahí deambulando en las calles, infelices. Y cada vez son mas pocas las que los rechazan. Y son estos templos que exhiben la producción industrial en serie, se produce rápido y con la misma velocidad se deshecha. Así se convierte en escombros el trabajo artesanal, gracias a su reemplazo de consolas, video juegos. Millones de artesanos son arrastrados a la ruina. Lo que ha dejado de tener uso se tira (a la basura), incluido las personas. Es la lógica del mercado.

José Saramago en su novela La Caverna, bien refleja este mundo. En lo subterráneo del Centro Comercial, hay seis cadáveres y alrededor unas sogas que delatan que antes estaban atados a un banco de piedra. Y así murieron. Tales muertos son una revelación, son también todos los que habitan el centro comercial, somos todos nosotros. Por ello, el personaje Cipriano Algor decide abandonar el centro: «Comprendo que aquellas hombres y aquellas mujeres son mucho más que simples personas muertas () no voy a quedarme el resto de mis días atado a un banco de piedra y mirando a una pared» página 437."

Entoces, opino que el gran reto de nosotros arquitectos y diseñadores no son los centros comerciales ni los aeropuertos, un verdadero reto es reformar las empresas, diseñar nuevas fabricas que respondan a este nuevo planeta, diseñar nuevos centros ( no comerciales) hay centros diferentes, culturales, centros: no se de la lectura, de la ciencia, del artees un gran reto que por medio de nuestras obras cambiemos la visión del mundo que pretende ahogar un planeta necesitamos hacerlo respirar.

SARA CRISTINA PARIS HERRERA.

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